DESARROLLO GERENCIAL Y LIDERAZGO
El desarrollo gerencial es
el mejoramiento continuo del desempeño organizacional, mediante la aplicación
de las estrategias adecuadas, en los distintos procesos usados para gestionar
la organización.
El conjunto de procesos,
está compuesto de los elementos cognitivos o del pensamiento, los cuales son
inherentes al liderazgo; los administrativos u organizacionales, los cuales son
inherentes a la gerencia; los sociales o humanos, inherentes a las personas en
la organización y los tecnológicos, los cuales son inherentes a las técnicas
usadas por las personas que hacen vida en la organización.
Las estrategias a ser usadas
por el líder, atendiendo al contexto y situación organizacional, deben ser al
menos de cuatro tipos: comunicacionales, motivacionales, de conducción y de
autoestima. En la dinámica organizacional actúan tres subgrupos de personas: el
oficial o de dirección, los naturales o de oposición y los que oscilan entre
ambos, llamados oscilantes o disponibles. El líder siempre debe tener en cuenta
los subgrupos que actúan en la dinámica organizacional; de modo que los pueda
tener claramente identificados y conceptuados, a fin de delinear el curso de
acción ante cada uno de ellos y prever su actuación, en la medida de lo
posible, considerando el papel a desempeñar en los distintos niveles.
El comportamiento
organizacional debe ser diseñado por los ideólogos y los asesores de estos;
impulsado por los animadores y concretado por los ejecutores en los distintos
niveles y subgrupos de la organización, estos son los llamados mentalizadores.
El papel del líder en este caso, no es otro que el amalgamar los roles que los
mentalizadores desempeñan en cada subgrupo, conducir acertadamente la actuación
de la organización en su conjunto, lograr el intercambio exitoso de estrategias
y concretar la consecución de las metas y objetivos trazados, para alcanzar la
visión estratégica de la organización.
El enfoque de los rasgos del
liderazgo organizacional, establece tres tipo o estilos de liderazgo, a saber:
el liderazgo autocrático, el liderazgo liberal y el democrático – participativo
- situacional. En los dos extremos se sitúan el liderazgo autocrático y el
liberal (laissez faire); el primero centrado en las responsabilidades del
gerente en la organización del trabajo y las tareas y por lo tanto en
racionalizar, seleccionar, monitorear y controlar a las personas; este estilo
de liderazgo se basa en el concepto del “homo economicus”; el segundo centrado
en las personas, por lo tanto concentrado en los aspectos humanos y sociales de
la organización, este estilo se basa en el concepto del “homo social”. En medio
de los dos estilos descritos, se encuentra el liderazgo democrático –
participativo - situacional, el cual conduce y orienta, a la vez que incentiva
la creatividad y la participación de las personas en los procesos, tareas y
actividades.
Sin embargo, “en la
práctica, el líder utiliza los tres procesos de liderazgo de acuerdo con la
situación, las personas y la tarea por ejecutar… la principal dificultad en el
ejercicio del liderazgo es saber cuándo aplicar cual proceso, con quien y en
qué circunstancias y actividades”1.
Los elementos tratados
anteriormente permiten definir si el estilo de liderazgo es implícito o
explícito, considerando las características particulares de cada uno de ellos. El liderazgo implícito
tiene como características ser autoritario, preservacionista o conservador, no
delega tareas o actividades, usa chivos expiatorios y genera desgaste tanto en
el líder, como en los colaboradores; cómo podemos observar está fuertemente
ligado a estilo de liderazgo autocrático. El liderazgo explícito fomenta la
participación, desarrolla comunicaciones francas y cordiales, incentiva el
trabajo en equipo y genera un sentido de responsabilidad y compromiso en los
grupos de trabajo, lo cual lo identifica con el estilo de liderazgo democrático
– participativo – situacional.
El enfoque democrático – participativo –
situacional, resulta más atractivo para el líder en rol de gerente debido a que
“…aumentan sus opciones y sus posibilidades de cambiar la situación para adecuarla a un modelo de liderazgo o
cambiar el modelo de liderazgo para adecuarlo a la situación”2.
Otro elemento importante es
la cultura organizacional, se define como “… el conjunto de hábitos y creencias
establecidos a través de normas, valores, actitudes y expectativas compartidos
por todos los miembros de la organización...”3; es vital que el liderazgo, gestionando acertadamente
los procesos y estrategias, pueda generar una cultura organizacional positiva,
debido a que es este el elemento diferenciador entre una organización y las
demás.
Según Carrillo (2016) el
liderazgo explícito genera como efecto natural una comunicación y autoestima
positivas, así como una actitud y manejo proactivo de la incertidumbre; es
decir, una cultura organizacional positiva.
Para que el líder pueda
desarrollar un estilo de liderazgo explícito (democrático – situacional –
rotativo) debe explotar al máximo las habilidades que caracterizan al líder
efectivo, tales como: pensamiento estratégico, visión proactiva, carisma,
empatía, capacidad de observación y diagnóstico, habilidad comunicacional,
adaptabilidad antes las situaciones, autoconfianza como elemento clave para
conducir y convencer y la creatividad necesaria para conseguir soluciones
acertadas en escenarios de incertidumbre
y hacer surgir, desarrollar y aprovechar la creatividad en otras
personas, con la intención de potenciar el aporte de estas a la consecución de
la visión estratégica de la organización.
Actualmente, las
organizaciones buscan impulsar el pensamiento creativo y la innovación, como
elemento diferenciador, competitivo y de agregación de valor organizacional;
“la creatividad significa aplicación del ingenio y la imaginación para
proporcionar una nueva idea, un enfoque diferente o una nueva solución a un
problema”4 lo cual, cómo
podemos inferir, es de vital importancia en el manejo de situaciones de
complejidad e incertidumbre, en escenarios siempre cambiantes, como suele ser
en el ambiente corporativo actual.
La innovación consiste en
poner en práctica las ideas creativas y retroalimentar el proceso con nuevas
ideas y soluciones; para innovar se requiere necesariamente de la creatividad,
por lo que podemos afirmar que la creatividad es la base de todo el proceso
creador de valor.
Por: Lcdo. Frank R. Duque F.
Citas
1 Chiavenato
I, (2006) Introducción a la Teoría General de la Administración, México D.F. Mc
Graw Hill – Interamericana Editores S.A de C.V. p 107.
2
(ob. cit.) p 108.
3 Chiavenato
I, (2002) Gestión del Talento Humano, Bogotá D.C. Mc Graw Hill – Interamericana
S.A. p. 143.
4
(ob. cit.) p. 329.
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