LA PERSONALIDAD DEL LÍDER Y EL ESTILO DE LIDERAZGO

El desarrollo de la personalidad del “Ser Humano”, comienza desde su concepción. Una vez que nace,  el entorno familiar, escolar, social y laboral va moldeando la personalidad del individuo.

Así pues, si el nuevo ser es esperado, aceptado, respetado, reconocido, apreciado y deseado; es decir amado, seguramente este verá su entorno y el mundo con aceptación, respeto, reconocimiento y amor, por lo cual puede esperarse que sus relaciones humanas sean gratificantes y se forme una imagen positiva acerca de la vida y de sí mismo; por lo tanto sus expectativas sobre la vida y la valoración sobre sí mismo también serán positivas, generando en el individuo seguridad y confianza; es decir, una autoestima elevada.

Este tipo de personas desarrollan una comunicación y relaciones interpersonales que fomenta la auto-motivación, la autodeterminación y por lo tanto el auto-desarrollo; son personas que agregan valor, son altruistas y filántropos y logran regenerarse más rápido de los fracasos o situaciones adversas.

El tipo de personas descritas ut supra,  tiene una marcada tendencia al ejercicio del liderazgo democrático – participativo – rotativo, que permite establecer niveles proactivos de comunicación, gestionar exitosamente los procesos grupales, delegar tareas y responsabilidades, manejar eficazmente los escenarios de incertidumbre y establecer finalmente una cultura organizacional positiva.

Por el contrario, si el nacimiento del individuo es inesperado y desde el mismo momento de su llegada no es aceptado ni apreciado, es odiado o malquerido, no se le reconoce y se le irrespeta constantemente;  así mismo será su cosmovisión.

La comunicación de estas personas tiene un signo violento y agresivo,  las relaciones humanas que desarrolla son desagradables y poco duraderas, por lo tanto significativamente negativas, al igual que sus expectativas sobre la vida y la valoración o reconocimiento de sí mismo.

Debido a la baja aceptación de sí mismo (baja autoestima), este tipo de personas tiene una fuerte tendencia a usar chivos expiatorios, se excusa constantemente de su responsabilidad y/o culpabilidad ante los asuntos, se victimiza, expresa sentimientos de odio, desprecio, rechazo y temor, utiliza el chantaje emocional, son envidiosos y acumuladores, los aspectos materiales de la vida tienen un fuerte significado e influencia en ellos;  en fin,  son personas que restan y desagregan valor.

Este segundo tipo de personas tiende al liderazgo autocrático, el cual es autoritario, preservacionista, no delega tareas ni responsabilidades, tiene dificultades para gestionar con éxito los procesos grupales, manejar la incertidumbre y generar una comunicación, autoestima y clima organizacional positivos.

Por: Lcdo. Frank R. Duque F.